Estrés: enemigo de un buen estado nutricional
El estrés es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad actual.
Cada día se tiene más en cuenta las posibles repercusiones de este en nuestra salud.
Varias investigaciones nos indican que el estrés puede suponer un impacto considerable que entorpece e incluso agrava nuestra situación nutricional.
La repercusión es clara, empeora el estado de salud y altera la composición corporal de las personas que lo padecen, sobretodo si el estrés se prolonga en el tiempo.
El estrés genera cambios fisiológicos
Cuando padecemos estrés, nuestro cuerpo reacciona.
Existe una hormona de nuestro cuerpo a la cual se le considera la hormona del estrés.
Esta hormona se denomina cortisol, la segregan las glándulas suprarrenales, de pequeño tamaño, alojadas en la parte superior de cada uno de nuestros riñones.
Los niveles de cortisol se elevan cuando padecemos estrés.
Consecuencias en el metabolismo de una elevada presencia de cortisol
Varias son las repercusiones de unos elevados niveles de cortisol (y por ende de estrés) en nuestra salud.
En este caso, nos vamos a centrar en aquellas que afectan a nuestro metabolismo, por lo que tienen un impacto directo en nuestra salud nutricional.
– Aumento del riesgo de padecer obesidad: disminuye el gasto metabólico basal, el cuerpo pierde eficiencia a la hora de usar correctamente las calorías que ingerimos. Dentro de las células, se favorece la retención de grasa, además, se aprecia una considerable acumulación de esta en la parte abdominal. Aumento de la retención de líquidos. Mayores antojos de carbohidratos, altos en azúcares y grasas.
– Aumento del riesgo de padecer diabetes tipo 2: el desequilibrio de azúcares en sangre, no sólo por su aumento en la ingesta, sino por el aumento de la movilización de esta por el torrente sanguíneo, incrementa las posibilidades de adquirir diabetes mellitus tipo 2.
Podemos evitar la producción excesiva de cortisol
Existen ciertos hábitos de vida saludable que estabilizan los niveles de cortisol (además de bajar el estrés).
– Correcta alimentación: una dieta equilibrada con un buen balance de nutrientes. Las investigaciones determinan que un déficit en vitaminas del grupo B, minerales como el calcio y el magnesio, así como de ácidos grasos omega 3, aumenta el riego de padecer estrés.
– Ejercicio físico: realizar algún tipo de actividad física no sólo mejora los niveles de estrés sino que contrarresta los efectos producidos por este en el pasado, pues aumenta el gasto metabólico, disminuye la grasa corporal, oxigena nuestro cuerpo, mejora la circulación y reduce el apetito.
– Correcto descanso: la falta de sueño, insomnio, no descansar el suficiente tiempo, produce desequilibrio hormonal, aumentando la producción de cortisol y elevando el estrés. Duerme, al menos, 7-8 horas al día, esta es la recomendación al respecto.
Qué alimentos son buenos para controlar los niveles de cortisol
Ya hemos comentado cuales son los nutrientes a evitar, así como aquellos que no deben faltar si padecemos estrés. Estos son algunos de los alimentos que los contienen:
– A evitar: bollería industrial, alimentos ultraprocesados, azúcar, chucherías, bebidas azucaradas y zumos, embutidos y quesos grasos, snacks y productos fritos.
– No deben faltar: lácteos desnatados, frutos secos en cantidades comedidas (un puñado al día), pescado azul, carnes blancas, cereales integrales en cantidades correctas y legumbres.
PÓDCAST: Aragón Radio
PROGRAMA: “Escúchate” del martes 6 de abril de 2021
NUTRICIÓN: Como influye el estrés en nuestra nutrición.
LUIS GARCÍA RIOJA