Dietoterapia para hígado sensible y/o sin vesícula biliar
La dietoterapia es la vertiente de la dietética que consiste en el establecimiento de dietas adecuadas para tratar enfermedades o molestias relacionadas con la alimentación combinando alimentos, pautas y hábitos de manera correcta.
En el tema de hoy os traemos consejos dietéticos para paliar las molestias digestivas a consecuencia de una ineficiente secreción de sales biliares a causa de un hígado “cansado” o por la pérdida de la vesícula biliar.
La vesícula biliar es un órgano que se sitúa a la derecha del hígado cuya función es la de almacenar las sales biliares, un líquido que ayuda a la digestión de las grasas que consumimos con los alimentos.
Cuando se produce una obstrucción de los conductos de salida de dicho líquido a causa de unos cálculos (piedras), mediante cirugía, se extirpa la vesícula y la bilis fluye directamente desde el hígado hasta el intestino delgado.
Debido e está pérdida, el hígado tiene que adaptarse para poder lidiar con las grasas el sólo, en algunos casos, la persona ya no puede abusar de los alimentos grasos como antes nunca más.
Dieta después de operarse
Para evitar síntomas de náuseas, dolor, hinchazón, flatulencias y diarrea (El 50% de las diarreas tienen como causa la mal absorción de grasas), al salir del hospital, debemos de seguir una dieta baja en grasas, la cual podemos retomar en caso de aparición de la sintomatología antes enumerada o incluso prolongar toda la vida para evitar molestias futuras.
Alimentos recomendados y alimentos que se deben evitar
Por lógica, todos los alimentos o platos con ingredientes muy grasos pueden hacérnoslo pasar mal, os vamos a aconsejar de que se ha de componer nuestros menús y de que no:
Alimentos recomendados
- Lácteos desnatados
- Legumbres sin piel
- Frutas y verduras (salvo aguacate, coco y coles)
- Arroz, pasta alimenticia y pan.
- Carnes blancas (ave, cerdo y conejo)
- Pescado blanco, no graso
- Aceite de oliva
- Técnica culinaria: plancha, hervido, al vapor, papillote, asado.
Alimentos a evitar:
- Lácteos enteros, quesos grasos, mantequilla, margarina, manteca y nata.
- Carnes grasas (vacuno, ovino y algunas partes del cerdo)
- Embutidos grasos (chorizo, salchichón, longaniza)
- Yema de huevo
- Legumbres enteras
- Verduras flatulentas (coles)
- Frutos secos
- Aceites de baja calidad y en exceso.
- Técnica culinaria: fritos, rebozados y empanados.
Poco a poco se pueden ir introduciendo alimentos ligeramente más grasos de manera paulatina, por ejemplo, lácteos semidesnatados, pescado azul, un poco de aguacate en las ensaladas, algún fruto seco… pero con moderación y como se puede apreciar, dejando fuera la grasa animal (salvo en los lácteos) y saturada.
Al hacer esto testeamos nuestro cuerpo y lo preparamos para algún festejo o banquete que pudiera producir una situación de desequilibrio en nuestra dieta.
Atentos a las señales del cuerpo
Si tras consumir un plato graso, véase, unos huevos rotos con foie y jamón frito, sentimos dolor de hígado, reflujo, muchos gases o deposiciones muy blandas, podemos deducir que no le ha sentado bien a nuestro cuerpo, sólo a nuestro paladar.
Deberemos de evitar el consumo de este tipo de platos o dejar descansar al cuerpo evitando las grasas durante unas horas posteriores a la ingesta. Recordemos que el hígado está ejerciendo mayor trabajo en la labordigestiva de las grasas, porque no puede almacenar la bilis, estresarlo puede causarnos molestias, más si cabe, si nuestro hígado no está en plenas facultades porque estamos tomando fármacos, hemos bebido alcohol o seguimos una dieta hiperproteica, ya que estas sustancias generan tóxicos que el hígado se encarga de depurar.
PÓDCAST: Aragón Radio
PROGRAMA: “Escúchate” del martes 12 de marzo de 2019
NUTRICIÓN: Como ayudar a nuestro hígado.
LUIS GARCÍA RIOJA