Comida campestre

En fechas señaladas, especialmente festividades locales, cuando el tiempo acompaña, es común celebrar una comida al aire libre con familiares y amigos.

Muchas personas aprovechan la llegada del buen tiempo, en primavera e incluso antes, si el invierno da tregua (primeros de marzo), para reunirse alrededor de una mesa bajo porche, merendero o similar, para degustar un plato o alimento típico al aire libre.

Las barbacoas empiezan a adquirir protagonismo, así como grandes guisos como el “Rancho”, típico aragonés.

Comer sano en el campo

Al alejarnos de la ciudad y su dinámica, salir al campo y respirar aire puro en vez de humo, escuchar la naturaleza en vez de oír los claxon, en resumen, vivir un momento de tranquilidad alejado del estrés… ya sólo por eso, ya estamos ganando en salud.

Comer en el campo también puede ir de la mano con una alimentacion equilibrada, lo único que debemos hacer es prestar atención a ciertos detalles con importancia.

Barbacoa sana, el secreto es no pasarse

Para elaborar una buena barbacoa repleta de suculentos manjares, tenemos que hacer una buena elección de las piezas que vamos a consumir.

Evitar no abusar de carnes muy grasas, apartando, siempre que se pueda, las partes de tejido adiposo del animal claramente visibles. Del pollo quitar la piel, del cordero, vaca y cerdo las tiras de grasa. Esto es importante, sobretodo en la carne porcina y caprina, que tiene mucha grasa en la parte interna de la carne, no visible e inevitablemente consumida.

Recordamos que la grasa animal es principalmente grasa saturada, peligrosa debido a su potencial riesgo asociado a la enfermedad cardiovascular (ateroesclerosis). Mencionar también que eleva enormemente las calorías del menú. A la grasa saturada le acompaña el colesterol, por lo que se puede agravar una situación de desequilibrio en sangre.

Cuidado con los tiempos de exposición de la carne a la fuente de calor y al humo, en una barbacoa se producen, ya sólo por la técnica culinaria, sustancias con alto potencial cancerígeno, estamos hablando de los hidrocarburos policíclicos aromáticos, cuyo principal abanderado es el benzopireno. Estas sustancias son muy dañinas, presentes en el humo producido durante la combustión de sustancias orgánicas, gasolina y derivados, tabaco y humo de las brasas.

Cuanto mayor es el tiempo de exposición mayor es el riesgo de que el benzopireno se adhiera al alimento, por eso el secreto está en no pasarse con los tiempos de cocción. Además, la sobreexposición al calor, también puede producir amidas heterocíclicas malignas, (partes negras de la carne) también con potencial cancerígeno.

No os olvidéis de añadir verdura al menú, unos pinchos vegetales o una buena ensalada son el acompañamiento perfecto.

Para guarnecer, unas patatas aprovechando el calor de la brasa, acordaros de envolverlas bien en papel de aluminio.

Como siempre, el aceite de oliva, mejor en crudo para aliñar.

El Rancho, un guiso equilibrado

Que bueno y que típico es el Rancho Aragonés. Hacer uno bueno es más difícil de lo que parece. El secreto del éxito pasa por ponerle empeño y ganas, hay que ser “cabezón” con los detalles, que nadie te quite ningún ingrediente estrella, tal vez por eso al “chef” local le sale tan bien…

A priori, los ingredientes son nutritivos y de calidad, con pequeños cambios podemos mejorar el resultado nutricional sin alterar en demasía el aspecto organoléptico.

Retirar el chorizo y el tocino, evitar aportar demasiado aceite y optar por hacer que predomine la carne blanca son nuestros mejores consejos.

Si resumimos esto último, echar más conejo y menos cerdo y cordero. Aunque se salga de lo típico… un poco de pollo puede quedar original. Recordamos, el conejo es carne blanca.

Añadir patata y arroz le da la parte energética, no abusar con la ración… tener en cuenta los gustos de los comensales a la hora de inclinarse más por uno o por otro, pero cuidado con pasarse de arroz… que se bebe el caldo.

Añadir verduras que nos den el punto especial, nunca sobran, no os olvidéis de los espárragos trigueros, quedan genial.

Para aderezar, un toquecito picante añadiendo una pizca de cayena o guindilla, que sumado al perejil y unos dientes de ajo, aportarán sabor sin tener que abusar de la sal, enemigo de las personas hipertensas.

PÓDCAST: Aragón Radio

PROGRAMA: “Escúchate” del martes 5 de marzo de 2019

NUTRICIÓN: Comida campestre.

LUIS GARCÍA RIOJA

 

 

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