Reclamos en el etiquetado de los alimentos

 

Con tan alta oferta de productos alimenticios a nuestra disposición en los establecimientos, las empresas buscan captar nuestra atención en cortos periodos de tiempo y que nos decidamos por su producto.

El propio envase del mismo pretende atraer al consumidor, tanto por su aspecto estético, como por la información que nos expone.

Es necesario citar que muchas de las elecciones no tienen sustento en lo estético ni en lo nutricional, son más complejas que todo eso y se necesitaría una fuerte labor de neuromarketing para acercarnos a discernir un pequeño atisbo del porque de una compra.

La valoración estética de un envase es algo personal, de no fácil generalización, por lo que nos vamos a centrar en el aspecto más objetivo, en las alegaciones nutricionales.

Alegaciones nutricionales y de salud

Las alegaciones nutricionales y de salud son mensajes que pueden aparecer en los envases o etiquetas de los productos alimenticios y que también sirven como reclamos publicitarios. En ellos se destaca una cualidad nutricional, la presencia de algunas sustancias y/o ingredientes del producto.

Al consumidor está información puede llevarle a engaño, la presencia de un componente beneficioso no exime al producto de contener en su composición otros que no lo sean o, incluso que, sean perjudiciales para la salud.

Las alegaciones están reguladas por un reglamento europeo (Reglamento 1924/2006), en el se exige, resumiendo, que cualquier alegación nutricional o de salud que aparezca en el etiquetado de los alimentos sea exacta, comprensible para el consumidor y basada en una evidencia aceptada por la comunidad científica.

En pocas palabras, el objetivo de este reglamento es aportar un alto nivel de protección al consumidor y la competencia leal entre las empresas alimentarias.

Algunos ejemplos

Hay 3 tipos reconocidos:

Relativas a funciones generales del cuerpo, al desarrollo de los niños y a la reducción del riesgo de padecer una enfermedad.

“Rico en fibra”: mínimo 6g por cada 100g.

“Sin grasas saturadas”: 0 presencia.

Fitoesteroles vegetales: “Reduce el colesterol”

“Favorece el crecimiento/Fortalece los huesos”: enriquecido con vitamina D y calcio

Hecha la ley hecha la trampa

Se exige que todo lo que se exponga en el etiquetado cumpla los perfiles nutricionales de un alimento tipo.

De un tiempo a esta parte el enriquecimiento y fortificado de los alimentos a pasado a ser algo común. Esta práctica puede producir que la composición del alimento se modifique hasta tal punto que cambie sustancialmente.

No se puede tolerar que se confunda al usuario…

Que un yogur no deja de ser un yogur por mucho muesli que le añadan… pero con el ingrediente extra aprovechan para utilizar reclamos como “mantiene/regula tu salud intestinal”  ó “ahora con fibra”

Podemos extrapolar esto a muchos otros productos donde, en ocasiones, se puede apreciar en el etiquetado que el porcentaje de ingrediente especial añadido es muy bajo como para que notemos mejora, pero eso no les impide exclamar que “ahora contiene X” y atraer asi la atención de posibles nuevos clientes.

Mucho ojo con lo que compramos y mirad bien el etiquetado. No os dejéis llevar por estos reclamos y tener un pensamiento crítico.

No es oro todo lo que reluce, pero si buscas bien a veces puedes encontrar alguna pepita.